Gran memorial del conde-duque de Olivares a Felipe IV.
“Tenga Vuestra Majestad por el negocio más importante de su monarquía el hacerse rey
de España; quiero decir, Señor, que no se contente Vuestra Majestad con ser rey de
Portugal, de Aragón, de Valencia, conde de Barcelona, sino que trabaje y piense con
consejo maduro y secreto por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y
las leyes de Castilla [...].
Tres son, Señor, los caminos que a Vuestra Majestad le puede ofrecer la ocasión y la
atención en esta parte, y aunque muy diferentes, podría la disposición de Vuestra
Majestad juntarlos y que sin parecerlo, se ayudasen el uno al otro.
El primero, señor, y el más dificultoso de conseguir, pero el mejor pudiendo ser, sería
que Vuestra Majestad favoreciese los de aquellos reinos introduciéndolos en Castilla,
casándolos en ella y los de acá allá. [...] por la admisión a los oficios y dignidades de
Castilla se olvidasen de los corazones de manera que aquellos privilegios [...].
El segundo sería si hallándose Vuestra Majestad con alguna gruesa armada y gente
desocupada introdujese el tratar de estas materias por vía de negociación, dándole la
mano a aquel poder con la inteligencia y procurando que, obrando mucho la fuerza, se
desconozca lo más que se pudiere, disponiendo como sucedido acaso, lo que tocare a las
armas y al poder.
El tercer camino, aunque no con medio tan justificadero pero el más eficaz, sería que,
hallándose Vuestra Majestad con esta fuerza que dije, fuera en persona como a visitar
aquel reino donde hubiere de hacer el efecto y hacer que se ocasione algún tumulto
popular grande, y con este pretexto meter la gente, y con ocasión de sosiego general y
prevención en adelante, como por nueva conquista, asentar y disponer las leyes en la
conformidad de las de Castilla, y de esta misma manera irlo ejecutando en los otros
reinos.”
Memoriales y cartas del conde-duque de Olivares (1624).
Aquest fragment que transcriu parcialment un document signat pel Conde-Duque d'Olivares i dirigit al rei Felip IV, ens mostra el continu afany dels reis de Castella d'unificar tot el territori sota la seva sobirania, la reial, i per això necessitaven unificar les regles de joc, i les regles de joc castellanes eren les millors pel seu propòsit per ser més centralitzadores i menys democràtiques.
Acceptar les diferents lleis, furs o institucions de les nacionalitats dins la corona, era acceptar una sobirania compartida (noble, eclesiàstica, militar) i independent en cada territori, que competia amb el poder del Rei.
Arribats en temps democràtics i constitucionals, quan la sobirania passa de la Institució reial al poble sobirà, ( o de la Dictadura a la partitocràcia), aquest país enyora la centralitat absoluta i incapaç de pensar i retornar la sobirania a les nacionalitats que conformen el Regne, redacta una Constitució que blinda la sobirania i només la reconeix al conjunt del poble espanyol donant legitimitat a la superioritat de la legislació estatal sobre la legislació autonòmica.
Tan els Reis de la Corona d'Aragó com els de la Corona de Castella, no han vist mai, històricament parlant, amb bons ulls, la institució de la Diputació del General o Generalitat de Catalunya per ser font de sobirania del poble català en front del poder reial.
I encara hi som amb el tema, se'ns nega la sobirania com a poble per ésser consultats amb valor de Referèndum democràtic: és problema genètic o de debilitat política històrica?
Venim de molt lluny, massa lluny.
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